Hoy, cambio de tercio y me apetece contaros como es el maravilloso mundo de volar, incluso de aprender con los más pequeños avioncetes.
Desde finales de 2018, tengo la licencia de vuelo de ultraligero. He de decir que no es un avión sin motor como me preguntáis muchos, no. Tiene su motorcito que algún día os mostraré en fotos y que hay que chequear siempre antes de salir y durante el vuelo a través de los indicadores que nos dan la información de que algo está bien o que hay algún problemilla.
Esto de volar por economía o por lejanía del aeródromo donde vuelas, tiene sus inconvenientes que siempre hay que tener en cuenta porque sino pronto lo dejarías.
Para poder llegar al vídeo que veis más abajo se necesitan unos pasitos que resumiré rápidamente para que no os estreséis.
1.- Apuntarse a una escuela.
2.- Certificado médico LAPL (para ultraligero).
3.- Estudiar la teoría como un loco pero atendiendo bien que en ello va la vida, eh. Esta teoría te hará estar preparado para un examen que AESA. Hasta hace poco AESA iba publicando y sólo había 3 exámenes al año a los que te podías presentar, así que a estudiar mucho para no suspender. La nota para pasar el examen es de un 75% de aciertos. Hoy en día esto ha cambiado un poquito y para mi punto de vista para mejor. Ya no hay 3 convocatorias anuales y las pruebas teóricas se realizarán en la sede de SENASA en Madrid de forma electrónica obteniendo el alumno su calificación una vez realizado el examen. Las mejores son siempre bien recibidas.
4.- Hacer práctica que puedes solapar con el estudio del teórico y que además viene bien y presentarte al práctico en cuanto tu profe de escuela te diga.
5.- Una vez obtenido el carnet, ! A VOLAR ! y no parar que se pierde la práctica.
Os muestro el vuelo del Aeroclub de Castellón al aeródromo de Vinaroz. Una travesía costera bonita pasando por Peñíscola.